jueves, 28 de febrero de 2013

El 28 de Febrero


Todos los años cuando llega esta fecha surge el mismo debate sobre la autonomía de Andalucía. A favor o en contra, en las discusiones se mezclan críticas al nacionalismo por conservador, la racionalidad del estado centralista o la necesidad o no de un partido que defienda los intereses de los andaluces únicamente. El debate este año parece estar más en auge con motivo de la movilización a la que están llamando el gobierno andaluz de PSOE e IU y una gran cantidad de plataformas sociales para hoy.



Más allá de las soflamas partidistas, la necesidad de reivindicar la autonomía es un hecho para todo el que esté a favor de ella, ya que la actividad legisladora del gobierno central del Partido Popular va en el camino de la recentralización de las competencias. Esto no es una interpretación, es un hecho constatable. La cuestión, no obstante, se centra en si el gobierno andaluz como tal, en su comunicación oficial, está legitimado para salir a la calle y reducir los actos del Día de Andalucía en otro posicionamiento más contra Rajoy. La Junta de Andalucía representa a todos los andaluces, incluidos los votantes del PP. Como institución, en actos oficiales, quizá debería mantenerse al margen de la confrontación. Pero eso no quita que los miembros del gobierno andaluz no puedan acudir a las manifestaciones como diputados de sus partidos que son, ya que los partidos sí pueden participar si creen que tienen motivos para hacerlo. Y los dos que sostienen a la Junta así lo han decidido. Pero es importante que separen ambas cosas y se dejen claras las intenciones.

Desde esta tribuna se ha defendido en varias ocasiones la autonomía política de Andalucía como garantía de derechos sociales. Y realmente en el contexto actual, recortar en autonomía es recortar en los mismos. El Estado autonómico le ha proporcionado a los andaluces la posibilidad de legislar según sus necesidades, que aún hoy después de 30 años, son diferentes a las de otros territorios del estado, por desgracia. Esto ha permitido que hoy el mismo máster público valga en primera matrícula 1800 euros en Andalucía y 3900 euros en Madrid. Una desigualdad necesaria cuando en Andalucía los salarios son de media unos 6.000 euros anuales más bajos que en la capital. 

Por eso, es peligroso ir hacia atrás en el reparto de competencias sociales. Obviamente el federalismo autonómico se puede mejorar y hacer más eficiente, pero la recentralización podría hacer que con el mismo rasero de medir los andaluces salieran más perjudicados. Está claro que seguir a la cola en muchos indicadores no deja de ser nuestra responsabilidad, pero eso no justifica que la autonomía no sirva para nada, porque nada hace pensar que con un gobierno central único Andalucía hubiera resuelto su problema estructural de paro, por ejemplo.

Lo importante es que la reivindicación de este 28F se centre en eso, y no en cuatro titulares en contra del Gobierno de Rajoy que, al fin y al cabo, ya tiene bastantes frentes por sí mismo, incluso dentro de su propio partido. El manifiesto en el que se sustenta la manifestación sí lo nombra directamente. Ahora sólo falta ver cómo se posiciona la Junta.

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