martes, 18 de septiembre de 2012

Una quimera de carta

Con la llegada de la crisis económica, política, y de muchas más dimensiones a este país, las reacciones desde todos los ámbitos no paran de multiplicarse. La Casa Real es una de las instituciones que lleva varias semanas 'reaccionando' con una campaña de propaganda bastante activa. Gira en torno a la transparencia, debido al cuestionamiento que muchos ciudadanos están haciendo de su figura a raíz de los casos de corrupción y errores varios cometidos en los últimos meses. Uno de los ejercicios de la citada transparencia han sido 16 fotos estupendas que distribuyó el pasado fin de semana la casa del Rey, con motivo del 40 cumpleaños de la Princesa de Asturias. En las fotos se les ve transparentemente felices al heredero de la Corona, su señora y sus dos pequeñas.

Otro, lo hemos vivido hoy, con una carta que dirige Don Juan Carlos a todos los españoles en la nueva página web que la institución monárquica ha puesto en marcha para acompañar al cumplimiento de la futura Ley de Transparencia. En ella, su Majestad insta a que recuperemos "la unión y la concordia" particulares de "nuestra Transición democrática". 

La cuestión es que Don Juan Carlos está pidiendo, con mucha transparencia, algo imposible ya que no se puede esperar el resultado de algo, cuando ese algo no sucede. Para pedir ese espíritu de unión, se deben dar las mismas condiciones que en su día lo facilitaron. Es decir, un proceso de cambio, de transformación, de ilusión colectiva, de transición (que para algo está la palabra) como el que se dio en su día. Alejándonos por supuesto de mitos y fetiches sobre lo maravillosos (o no) que fueron esos años, tenemos que entender que ese mismo proceso es el que precisamente están pidiendo cada vez más ciudadanos. Y lo que no sabemos, a pesar de tanta transparencia, es si La Corona está dispuesta a afrontarlo de nuevo.

Lo que está pasando es que para cada vez más gente, este sistema electoral no vale, este sistema económico no vale, este modelo territorial de Estado no vale, y quizá también, esta monarquía no vale. Los acontecimientos están hablando por sí solos, y parece que ni los grandes partidos, ni la institución monárquica están dispuestos a responder. Por lo tanto, ¿de qué sirve pedir con tanta transparencia ese esfuerzo de unión a cambio de -ningún cambio-, precisamente? Es imposible que ese mensaje pueda calar en este momento, y menos cuando se menosprecia tachando de "quimeras" a las voces disidentes. La Casa Real debería cambiar sus esfuerzos de hacernos creer que tenemos acceso a su información, antes de que (ojalá), sea demasiado tarde.