La portada del diario El
Mundo de hoy supone uno de los posicionamientos más torpes que se pueden ver en
política. En primer lugar, habría que ver hasta qué punto tiene cien por cien
validez la información suministrada por “fuentes de Moncloa” sobre su intención
de “utilizar el artículo 155 de la Constitución , lo que implicaría intervenir de
facto la Comunidad Autónoma
de Cataluña”. Es decir, que Moncloa lo piense no es extraño, lo raro es que lo exprese
así de abiertamente y también, como el rotativo, de torpemente. Si no era la
intención del Gobierno difundir una amenaza así, debería salir a decirlo y
desacreditar al periódico (aunque en el fondo lo piense).
Porque, desde luego, si
lo que pretende es ‘combatir’ la hoja de ruta de Mas y Junqueras para la
consulta, lo único que puede conseguir Rajoy con esto es un efecto rebote con
un apoyo más amplio al pacto de CiU y ERC del que ya tiene. Justo lo contrario
de lo que se supone, desea la derecha. Se nota que el grado de confrontación
que implica el titular no está correctamente analizado.
Lo primero, porque no se
puede levantar la sospecha de ilegitimidad sobre el pacto, o sobre el hecho de
que acuerden los dos líderes, a menos de un mes de haber sido elegidos democráticamente
de forma mayoritaria. Es un absoluto error. El gobierno puede estar todo lo en
contra que quiera del pacto, pero lo primero que puede hacer no es intentar desacreditarlo,
sino actuar, convocarles a una reunión, intentar acuerdos, negociar, dialogar. Lo
que sea, antes de la táctica estrella de Rajoy: dejar que los problemas se
pudran y lanzar amenazas al aire.
Lo segundo, porque además,
el periódico y el ejecutivo se equivocan de foco: la autonomía de Cataluña no
es algo que le compete a los votantes de CiU y ERC, si no a todos los
catalanes. Todos. Incluidos los que votaron al PP o a Ciutadans. La autonomía
es lo que le da motivos para existir a Alicia Sánchez Camacho o Albert Rivera,
es lo que les permite tener un espacio político donde poder posicionarse en
contra de este pacto, si quieren. Pero en cualquier caso es un espacio público
conquistado por todos. Por lo tanto, si el Gobierno ‘amenaza’ con quitar la
autonomía a Cataluña, está amenazando a
todos. Está ‘castigando’ a mucha más gente de la que pretende. Lo cual, aparte
de ser injusto, es desastroso políticamente.
Desde luego, el escenario
que plantea El Mundo está lejos de ser realidad. Lo que sí es más probable es
que un gobierno que suspenda la autonomía de un territorio no pueda aguantar
mucho tiempo más en el poder. Es difícil imaginar que una situación donde Cataluña no tenga autonomía no sea contestada por la comunidad internacional, a parte de por muchísima gente
en la calle y por una desacreditación total. A lo mejor es eso lo que buscan.