Hoy la prensa nacional se
ha puesto de acuerdo para hablar del PSOE. Por Internet, se leen comentarios
reprochadores que indican la causa de muerte del periodismo por hablar de cosas
que no interesan a la gente. Yo no lo creo tan así. Es cierto que la actualidad
arroja temas que a nivel de servicio, le interesan más a los ciudadanos, en
teoría. Pero en la práctica vemos que tampoco funcionan. No por mucho hablar más
de recortes y denuncias –temas que indudablemente, entiendo muy necesarios-, se
venden más periódicos, o se difunde mejor la crítica al poder, que es en lo que
consiste. Los problemas del periodismo son muchos y difíciles, no se reducen a esto.
Analizar la política en términos
de partido, aunque afecte menos directamente a la gente, también es un servicio
que -eso sí, bien hecho-, está entre el A-B-C del periodismo desde sus inicios
(con perdón por lo de ABC y lo de “bien hecho”).
Una de las conclusiones obvias
es que el PSOE tiene que aprender a encontrar respuestas rápidas. Si quiere ser
algo en la izquierda tiene que ir al ritmo que marcan los movimientos sociales, no las estructuras estancas.
Si se está planteando un debate en la calle sobre el Modelo de Estado, el
modelo de democracia, o cualquier otra sensibilidad, se tiene que trasladar al funcionamiento del partido y proponer
ideas, si de verdad se quiere re-conectar con la sociedad. Moverse rápido no es
tan difícil. Para otras cosas (erróneas) que le han llevado a donde está -como
el cambio en la
Constitución-, bien que se dio prisa.
En concreto, tiene que
perfilar su postura en el federalismo si no quiere quedarse fuera del Parlament
de Catalunya. Y tiene que hacerlo ya, porque el debate es ya, no dentro de un
año, como tiene previsto la ejecutiva.
Evidentemente también
tiene que reengancharse a sus raíces, las casas del pueblo, como ha apuntadoalgún dirigente. Pero aparte de esas conclusiones obvias, en las que está como
norma número uno dejarse en definitiva de vaivenes yé-yé con el neoliberalismo
en sus políticas (tanto de González como de Zapatero), está el solucionar –otra
vez, rápido-, el tema del liderazgo.
Y esto, también, tiene
que hacerlo con honestidad. No se pueden ocultar a sus votantes los movimientos
internos a la vez que se defiende la pluralidad. O se defiende o no. Lo que no
se puede es tener escondido durante ocho meses después de un congreso tan polémico,
ese fulgor que luego resurge cuando hay problemas (léase batacazos en Galicia y
Euskadi) y que cuestiona la dirección. Esa crítica tiene que estar más presente
siempre, no de forma intermitente. Hay que saber gestionarla.
En cuanto a Andalucía, si
Griñán va a liderar de verdad la oposición a Rajoy, no debe servirle para
practicar otro ejercicio de transfuguismo ‘a lo Chaves’, de Sevilla a Madrid. Tiene
que hacerlo desde la
Junta. Directamente , no se lo puede permitir. El PSOE ya no
tiene ni la mayoría absoluta, ni todo el poder (el ámbito municipal pertenece al
PP) y además, gobierna gracias a IU.
Si la corriente crítica dentro
del partido que representa la federación andaluza quiere descabezar a
Rubalcaba, no tiene que ser con José Antonio Griñán directamente, si no con
alguien que lo represente dentro de su entorno. En cualquier caso todo apunta
a Susana Díaz.
En definitiva, si el PSOE de Andalucía cree que tiene que liderar ese proceso de renovación dentro del federal, que lo haga. Pero que lo haga ya, -una vez más, rápido-. Porque la situación
en Andalucía es cada vez peor, -más paro, unos presupuestos complicadísimos,
asfixia financiera- y la única tregua que tiene es la situación de un PP
andaluz a la deriva por la sucesión forzada de Arenas a Zoido, a la vez
que una IU aliada para formar gobierno.
Es decir, el único síntoma de liderazgo que tiene Griñán para ofrecer al PSOE es no tener oposición, pero desde
luego no es una gestión estupenda. Y esta situación no tiene por qué durar siempre. Por lo tanto, si comete el error de dejarlo
todo en la Junta
por irse a Ferraz, probablemente la solución sea peor que el remedio, tanto en el
PSOE de Madrid como en el Andalucía.
En medio de todo esto,
quien tendría que aprovechar la situación para tener algo más que decir es IU. Los
dos grandes partidos están en medio de esos revuelos orgánicos. Pero ¿y la
federación de izquerdas? Ahora más que nunca se debería notar su presencia en
el Parlamento. Y de verdad, motivos no le faltan.